Generalmente al reseñar las noches en la Ciudad de México, los que a esto nos dedicamos solemos hablarles de los mejores restaurantes, los lugares mas típicos, o de lo que está mas en voga; hoy sin embargo quiero platicarles de la cena a la que tuve el placer de asistir ayer en casa de la Familia Sanchez, famosos gourmands propietarios de la importadora de vinos Pulvet.
La cita fue a las 8:00 pm en su departamento de Polanco, a donde tempranito con esa puntualidad que lo caracteriza, llego don Pedro Poncelis, un hombre al que admiro muchisimo, el gran sommeliere responsable de la cava de los restaurantes del hotel Intercontinental, una verdadera enciclopedia del vino, también a la mesa Ivonne Casas, la super PR de grupo Salinas y Christopher su segundo a bordo,todos usando pantuflas que los Sanchez te tienen listas tan pronto como se abre la puerta del elevador, para que te relajes y entres a su ambiente Zen.
Nos instalamos en la mesa con una copa d vino rosado de las Bodegas Vidal del Saz, de Castilla la Mancha, que Manuel y Helvia representan en México, uno de esos vinos que basicamente va con todo, aromas a jamaica y frutos rojos,perfecto con nuestras entradas de la noche, la tipicamente española papa rellena de queso, un carpaccio de portobello, esparragos a la plancha y tomates frescos con aceite de oliva, platos entraban y salian, para entonces ya estabamos probando el segundo vino de la noche, "El Requiebro "de la misma bodega, mezcla de Syrah y Cabernet Suvignon, un vino de autor que en lo personal me encanta, sencillo pero sedoso y largo en su persistencia en boca, que ademas tiene una etiqueta increible con su propia versión de los borrachos de Velazquez.
Después pasamos a los mejillones al laurel, el salseado perfecto, permitiendo al sabor del mejillon predominar, regresamos entonces al vino blanco, ojo, claro que se vale, si se va de rosados y tintos sencillos a vinos con mas complejidad, agregar un blanco a esta alturas del partido, si el mismo, en este caso un blanco de barrica, de Conde de Valdemar muy aromatico y seco, marida perfecto con el plato, es justamente lo que se debe hacer.
hay que ir según Don Pedro de los vinos menos complejos a los mas generosos, no necesariamente del blanco al tinto.
Seguimos con "Grial de Amadis" Syrah que aparecio de la mano de una ensalada sensacional con un aderezo que Ivomnne y yo seguimos queriendo decifrar, una vinagreta que seguramente llevaba soya y que tenia un toque a anchoas muy original.
Llego el momento del plato fuerte, el famosísimo lechón de Manuel Sanchez, chef amateur, que gano la medalla de oro de 1er lugar en Japón por sus ideas innovadoras y ha recibidos reconocimientos en todo el mundo.
de verdad su lechón no le pide nada al mejor de la ciudad, perfectamente dorado, pero la carne se cortaba sin cuchillo y sus sabores...maravillosos!
el maridaje de este plato se logro con un "Targum", generoso vino de la Ribera del Duero, del 2004, anoten el tip de Poncelis, esta añada es una de las mejores del Duero, de la Abadía de Arcon, un vino de autor, elaborado por los mismos creadores del Pago de Carrovejas y que tenia nomás...95 puntos Parker y la medalla de oro en Bruselas, vinazo!
Cuando le pregunte a Manuel cual era su secreto del Lechón, con su sencillez de siempre me respondió que la mejor comida viene de los mejores ingredientes, de las buenas ideas y del amor que se le pone a la cocina, me quede pensando al respecto, considero muy cierto su concepto, es un hecho que el estado de ánimo se imprime en lo que hacemos, que cuando las cosas se hacen desde el amor tienen siempre un resultado positivo, por eso es que Manuel prefiere cocinar solo para sus amigos, y darse la oportunidad de disfrutar el momento junto a su familia.
Después de esta verdadera bacanal, vinieron los postres, primero una rodaja de piña con infusión de caramelo, helado de vainilla, por supuesto hecho en casa, acompañado con fresas, e higos, trufas y chocolates, estos se complementaron perfectamente con la champaña (nectar imperial de Moet&Chandon y una cava de la colección de Galia Sanchez, la hija de nuestros amigos de Pulvet.
La noche fue muy especial, por que este ir y venir de amigos de comida y vino, de anécdotas y de cariño de verdad no tiene precio.
Mil gracias a los Sanchez por su amor y su hospitalidad, son un ejemplo de amor y de solidaridad.
